4/9/07

El teatro en Roma

Se considera a Livio Andronico el introductor del drama (comedia, tragedia y drama satírico), originariamente griego, en Roma en 240 a.C. No obstante, se sabe que anteriormente ya habían sido representadas algunas danzas populares de origen itálico, como los fescennini versus y la fabula Atellana.

Las representaciones (ludi scaenici) tenían lugar durante las festividades públicas, y estaban normalmente subvencionadas por los magistrados públicos cor un interés meramente político. Los teatros eran en principio desmontables y de madera, hasta que en 55 a.C. Pompeyo mandó construir uno de piedra.

Las compañías de teatro (greges), de tipo profesional, estaban dirigidas por el dominus gregis, director y a veces también actor. Sólo actuaban varones, que usaban pelucas y máscaras. Solían ser esclavos, sin derechos civiles.


Comedia

La comedia se dividía en dos subgéneros, la fabula palliata y la fabula togata, cuyos nombres aluden respectivamente a la típica vestimenta griega, el pallium, y a la romana, la toga.

Plauto, que provenía de una familia humilde y cuyas experiencias le propiciaron un profundo conocimiento sobre la vida de esclavo, reflejó estos hechos en sus fabulae palliatae, inspirándose sobre todo en la Comedia Nueva de Menandro. Todas sus obras van precedidas de un prólogo en el que un personaje cuenta el argumento. Destaca su aportación de los personajes-tipo. Refleja una voluntad moralizadora, y cabe mencionar también su uso de la contaminatio: la mezcla de argumentos de comedias griegas reelaboradas. Utiliza una lengua popular y espontánea, con muchos recursos estilísticos, (parodia, ironía, farsa, etc). Sus obras, entre las que destacan El Anfitrión, La comedia de la olla, Los gemelos o El soldado fanfarrón, tuvieron una gran influencia en autores posteriores, sobre todo renacentistas: Petrarca, Erasmo de Rótterdam, Shakespeare, etc.

Terencio supuso la helenización tanto de forma como de contenido. Sus obras tienen un fin ético y moralizante, y se consideran modelo de humanitas. Se caracterizan por la supresión de los elementos populares, como la espontaneidad y los recursos cómicos de Plauto. Aunque no logró tanto éxito, en la Edad Media se convirtió en el autor escolar por excelencia y modelo de lengua. Fue muy estimado también por los humanistas. Destacan: Los hermanos, El eunuco, La suegra o Formión.


Tragedia

La tragedia romana también se dividía en dos subgéneros: la fabula graecanica, de temática y ambientación griegas, y la fabula praetexta, que trataba los asuntos de la vida política romana. Sus máximos representantes fueron Marco Pacuvio, Lucio Accio y Pomponio Segundo, siendo éste último de la época imperial, de la que sólo se conservan las obras de Séneca.

Séneca recibió una completa educación en Roma. Durante su vida intervino asiduamente en los asuntos políticos, lo que le costó ser exiliado a Córcega durante 8 años. A su vuelta, se convirtió en consejero de Nerón, de quien se fue distanciando y quien finalmente le ordenó que se suicidara. De Séneca se conservan 9 piezas, todas de tema mitológico, y que seguramente estaban destinadas a la recitación y no a la representación. En cuanto a la temática, es patente la influencia de las tragedias griegas de Eurípides y Sófocles, pues hace un tratamiento simple del mito para aludir a sucesos políticos contemporáneos. En lo referente a su estilo, predomina la trama filosófica e ideológica sobre la acción dramática, por lo que sus obras son a veces consideradas dramas filosóficos. Presenta en sus obras una contraposición entre un elemento racional con uno irracional. Destacan: Medea, Fedra, Edipo y Agamenón.

La épica latina

La poesía épica, a diferencia de la lírica, que transmite los sentimientos del poeta, relata los viajes y hazañas de héroes, que son ayudados por los dioses para conseguir su propósito. En la épica romana se utilizaba sobre todo el hexámetro, verso típico de la épica griega, y el saturnio, típicamente romano. El género épico más destacado fue la epopeya, un discurso solemne con un estilo muy cuidado y formal. La épica latina se divide en tres etapas:

Épica arcaica

La Odusia, de Livio Andronico, supuso el nacimiento de una literatura latina diferenciada de la griega. Aunque es considerada por algunos como una traducción de la Odisea de Homero, también puede tratarse de una interpretación personal de ésta. A diferencia de la Odisea, la Odusia está escrita en versos saturnios en lugar del hexámetro, presenta términos genuinos latinos y sustituye las divinidades griegas por las romanas.

En la Bellum Poenicum, Nevio se centra en la Primera Guerra Púnica, en la que él mismo participó. La originalidad de esta obra radica en que narra un suceso contemporáneo y no remoto o legendario, además de que explica el origen legendario troyano del pueblo romano. Nevio utiliza el verso saturnio, que refleja su ideología nacionalista romana. Presenta una dualidad de lenguaje y estilo: en las partes históricas usa el antiguo estilo de las inscripciones públicas, mientras que en las partes mitológicas hace uso de aliteraciones, figuras y asonancias.

Los Annales, de Ennio, fue considerada la epopeya nacional romana hasta la aparición de la Envida. Cuenta toda la historia de Roma desde sus orígenes troyanos hasta 171 a.C. Como innovación, Ennio utiliza el hexámetro en vez del verso saturnio y crea numerosos neologismos latinos, algunos de los cuales han perdurado en la historia.


Épica clásica

De esta época destaca La Eneida, de Virgilio, gran poema nacional de corte homérico, que comienza con los viajes y campañas de Eneas, superando aun a la Ilíada y la Odisea. Pronto se convirtió en la epopeya nacional romana. Virgilio plasma una directa relación entre los mitos de Eneas y la grandeza de Octaviano Augusto, a quien describe como soberano divino de Roma y del universo. Presenta una gran interiorización del protagonista, Eneas, a quien dota de la pietas y otras virtudes tradicionales romanas, como la fuerza, la clemencia, la dignidad y la humanidad. En cuanto a la técnica y el estilo, Virgilio consigue una excelente descripción metafórica de imágenes sencillas de la naturaleza, expresadas con un lenguaje aparentemente sencillo pero muy elaborado y complejo.


Épica postaugustea

De la vasta producción de Lucano, tan sólo se conserva La Farsalia, o Bellum Civile. En esta obra cuenta los acontecimientos de la guerra civil entre César y Pompeyo, con la derrota de este último en Farsalia. Como originalidad, cabe destacar que se acerca a la antigua epopeya histórica, alejándose del mito típico virgiliano en el que intervenían elementos divinos y fabulosos. Lucano realiza muchas digresiones de tipo geográfico y relacionadas con otras áreas del conocimiento, por lo que a veces se le considera historiador más que poeta.

25/6/07

1.2. Las Guerras Médicas

Guerras Médicas es el nombre que los griegos les dieron a los enfrentamientos que durante el siglo V a.C. tuvieron con el Imperio Persa por el dominio de las ciudades jónicas. Los medas eran los habitantes de Media, provincia del Imperio Persa, pero los helenos nombraban así a todos los persas por extensión.

Las ciudades costeras jónicas de la costa occidental de Asia Menor, punto principal donde se desarrollaba el comercio de Grecia, fueron conquistadas por el rey de Lidia. Pero posteriormente, Lidia cayó en manos del Imperio Persa y por tanto, también estas ciudades. Además de tener que pagarle tributos al rey persa Darios, las ciudades jónicas se vieron afectadas por la pérdida de algunos territorios y por la caída de Tibaris, uno de sus grandes mercados de tejidos. Aristágoras, tirano de Mileto, aprovechó esta situación para mobilizar al pueblo griego el año 499 a.C., y un ejército de Atenas y de Eretria quemó Sardes, la capital de Lidia. Pero Darios I lo venció en la batalla naval de Lade. Después de esta rebelión, el Imperio Persa reconquistó las ciudades jónicas y les ofreció un pacto de sumisión, pero Atenas y Esparta se negaron, lo cual dio lugar al comienzo de las guerras.

La primera Guerra Médica

Temístocles, elegido arconte en el año 493 a.C. en Atenas, consciente del inminente peligro, sugirió que la mejor manera de afrontar al Imperio Persa era por mar, y reconvirtió el puerto del Pireo en una poderosa base naval. Pero los atenienses prefirieron la idea de Milcíades, político y general que consideraba que habían de atacar primero por tierra. La flota persa, dirigida por Artafernes, conquistó en 490 a.C. las illas Cícladas y la isla de Eubea, desembarcando finalmente en la llanura de Maratón, en la costa oriental del Ática.

Maratón

Milcíades pidió ayuda a los espartanos, pero estos no podían luchar en aquel momento por motivos religiosos. Así pues, Milcíades atacó a los persas, aunque se estima que los atenienses eran entre 10.000 i 15.000 combatientes, frente a los 20.000 del Imperio Persa. Pero el ejército griego estaba mucho mejor preparado para un combate a cuerpo, y ganó la batalla. La leyenda cuenta que Milcíades envió a Filípides a Atenas para anunciar la victoria, el cual, cuando llegó a su destino después de haber corrido 42 kilómetros y cumplir lo que se le había mandado, cayó muerto a tierra.

La Segunda Guerra Médica

Milcíades, aprovechando su victoria, quiso liberar las islas Cícladas, sometidas a los persas, y asedió Parios tras negarse los ciudadanos a pagarle tributo. Entonces se le acusó de traidor y se lo condenó a pagar 50 talentos. Poco después murió por unas heridas que le había causado un accidente, y Temístocles ocupó su lugar. En el año 481 a.C. se creó la Liga Miliar Panhelénica, un pacto militar entre 35 ciudades griegas para defenderse contra el Imperio Persa. Atenas se ocupaba de la flota naval, y Esparta, de las tropas de a pie. Jerjes, hijo de Darios I, envió embajadores a los pueblos griegos para darles la oportunidad de someterse, pero Atenas y Esparta se negaron de nuevo.

Las Termópilas

El ejército de Jerjes, compuesto por unos 60.000 hombres, se adentró entonces en Grecia (480 a.C.). Las tropas helénicas, encabezadas por Leónidas, los frenó en el congosto de las Termópilas, donde la superioridad numérica de los persas se vio reducida. Pero un traidor griego llamado Efialtes ayudó al Imperio Persa a llegar a la otra parte del congosto por otro camino. Leónidas, consciente de las pocas posibilidades de victoria en esta nueva situación, dejó marcharse a quienes no quisieran luchar, y los que se quedaron lucharon heroicamente hasta su muerte.

Salamina

Antes de que el Imperio Persa llegara a Atenas, la flota griega evacuó rápidamente sus habitantes a la isla de Salamina, desde donde presenciaron el saqueo y el incendio de la Acrópolis. Temístocles y Jerjes entablaron entonces un combate naval en la estrecha bahía de Salamina, donde la poderosa armada persa fue destruida gracias a una hábil estrategia de Temístocles, quien solamente poseía 310 naves.

Final de las Guerras Médicas

El Imperio Persa volvió a invadir el Ática en el año 479 a.C. Pese a que Mardoni, general persa, ofreció de nuevo a los griegos firmar la paz, éstos la rechazaron y tuvieron que huir a la isla de Salamina, siendo quemada por segunda vez la ciudad de Atenas. La guerra continuó durante 30 años más, hasta que Esparta, habiendo adquirido Atenas mucho poder, se separó de la Liga Militar Panhelénica. Ésta se reconvirtió en el año 478 a.C. en la Liga de Delos, formada por las ciudades jónicas para defenderse del poder persa, y que comportó el fin de los ataques persas.

Estas últimas campañas significaron para Grecia el inicio de su edad de oro.

1.4. La Guerra del Peloponeso

Atenas, a la cabeza de la Liga de Delos y tras haber roto el acuerdo de paz de los Treinta Años (445 a.C.), constituía ya un verdadero imperio, mantenido gracias a los tributos que pagaban los aliados y a la política de Pericles. Por el contrario, la política exterior de Esparta se limitaba a su presencia en la Liga del Peloponeso, que trataba de mantener la hegemonía sobre este territorio.

La guerra se produjo por intereses políticos y sobre todo comerciales. Atenas había asediado Potidea, colonia de Corintio, que pertenecía a la Liga del Peloponeso. Además, un decreto ateniense prohibió a la ciudad de Mégara utilizar los puertos y mercados controlados por la Liga de Delos, ya que había prestado ayuda a Corintio. La Asamblea de la Liga del Peloponeso envió entonces un ultimátum a Atenas, que ésta se negó a cumplir.

Empezó pues la etapa arquidémica de la guerra, en la que el rey espartano Arquidamo penetró en el Ática. Pericles concentró la población en Atenas, fortificada y aprovisionada por mar, pero la peste sorprendió a los atenienses el 429 a.C., muriendo Pericles. Pasaron entonces al poder Nicias y Cleón, aunque este último murió junto con Brásides, rey de Esparta, en una batalla en Amfípolis. Los múltiples enfrentamientos forzaron a las dos partes a firmar en 421 a.C. la Paz de Nicias, con validez de 50 años.

Sin embargo, en el año 420 a.C. fue elegido general en Atenas Alcibíades, pariente de Pericles cercano a Sócrates que pretendía llevar a cabo una estrategia agresiva. Quería atacar Siracusa para controlar así Sicilia, y, con ella, el comercio del Mediterráneo. Así pues, el 415 a.C. se planeó iniciar una gran expedición contra Siracusa. Pero unos días antes de emprender la marcha, Alcibíades fue acusado de destruir unos pilares de la ciudad y de participar en parodias de los misterios de Eleusis, por lo que, antes de ser juzgado, optó por huir a Esparta y reveló el plan de ataque a Sicilia.

Este ataque a Siracusa significó una masacre para los atenienses. Atenas comenzó entonces a debilitarse; los aliados de la Liga de Delos le dieron la espalda y dejaron de pagar tributos. Esparta, por su parte, se fue haciendo más poderosa. Además, firmó un acuerdo con el rey persa Darios II por el que le cedía los territorios griegos de Asia Menor a cambio de su soporte económico.

En Atenas no tardó en producirse un golpe de estado oligárquico contra el régimen democrático (411 a.C.), que instauró un consejo formado por 400 miembros. Aunque parte de ellos deseaba llegar a un acuerdo con Esparta, ésta se negó. Las victorias de los atenienses en ocasiones fueron incluso desfavorables para ellos mismos, como ocurrió en la batalla de las islas Arginusas (406 a.C.), en la que, acusados de no haber salvado a los náufragos, los generales vencedores –entre ellos, el hijo de Pericles- fueron condenados a muerte.

4.3. El drama

Los autores dramáticos representaban sus obras en ocasiones especiales, como las Grandes Dionisias (en Elafeobolión, marzo), las Leneas (en Gamelión, enero) o las Antesterias (en Antesterión, febrero). Normalmente, los poetas tenían que representar una tetralogía, constituida por tres tragedias y un drama satírico. El concurso era convocado por el arconte epónimo. También se designaban ciudadanos ricos para financiar los gastos de la representación. El corego se encargaba de seleccionar a los cantantes y actores. La competición duraba varios días, al final de los cuales un jurado distribuía los premios, que consistían en una corona de laurel. Se concedían tres para la tragedia y tres para la comedia. El corego vencedor podía construir un monumento conmemorativo.

En un principio sólo actuaba un actor; Esquilo introdujo el segundo, y Sófocles el tercero. Nunca participaron más actores, por lo que los que había tenían que hacer varios papeles. Eran siempre varones, y debían tener buena voz, perfecta pronuncia y capacidad para adecuar la voz a la situación y al personaje. Su recitación era acompañada a veces por una flauta. El actor podía cantar solo (monodia), con otros actores o con el coro.

El coro tenía gran relevancia en el drama griego (Esquilo y Aristófanes), aunque con el tiempo perdió importancia (Sófocles y Eurípides). El número de coreutas también varió con el tiempo: Esquilo usaba 12, y Sófocles introdujo 3 más. El corifeo dirigía el coro, que podía dividirse en dos semicoros. Música, danza y canto eran fundamentales para el éxito de la obra.

El elemento más destacable respecto a la indumentaria eran las máscaras, que llevaban tanto actores como coreutas. Estos últimos se disfrazaban también de animales o figuras no-humanas dotadas de vida. Los actores calzaban coturnos, que les hacían más altos.

Los teatros griegos, construidos sobre elevaciones del terreno, estaban al aire libre. El coro se situaba en medio del teatro, y el decorado de la escena era desmontable. Con el paso del tiempo se desarrolló la técnica escénica. A las mujeres y a los pobres también se les permitía ir.

La tragedia

Los orígenes de la tragedia griega se remontan a rituales religiosos vinculados a Dionisio, donde un coro ejecutaba una danza, a lo que se le añadió un recitado introductorio.

Esquilo, primer gran dramaturgo, concedió mucha importancia a la intervención de los dioses y al papel del coro. Tenía un profundo sentimiento religioso, y se interesaba por los problemas del ser humano. Trató principalmente el tema de la justicia vinculada al destino, y propuso la prudencia como ideal de vida. Su estilo es elevado y grandielocuente, influido por Homero y por Píndaro. Es destacable la trilogía Agamemnon, las Coéforas y Las Suplicantes.

Sófocles redujo las partes corales y dio más importancia a la acción. Destaca su maestría para crear personajes con una personalidad definida y la igualdad que presenta entre la mujer y el hombre. Sus personajes son víctima de un dolor intenso, cuya única liberación es la muerte. Algunas obras: Antífona, Edipo rey, Ajax, Electra, Filóctetes.

En las obras de Eurípides se aprecia el predominio de la acción, a lo que ayudó la incorporación de más actores, los cambios de escena y el desarrollo de la maquinaria teatral. Experimentó también musicalmente con nuevos ritmos. Hizo una crítica racionalista de la mitología tradicional y dio protagonismo a la mujer. Su lengua era fluida y natural, con muchos coloquialismos. Aunque no tuvo gran relevancia mientras vivió, fue premiado con una corona una vez muerto. Destacan: Medea, Electra y Las Bacantes.

La comedia

La comedia griega se divide en tres etapas: Antigua o política (siglo V a.C.), Media y Nueva (siglo IV a.C.).

Aristófanes hizo un teatro más popular, pero también más complejo y poético. Su lengua es cambiante y adaptada a los diferentes personajes y a ambientes. Fue un profundo conocedor de la psicología ateniense, y en sus obras hizo parodias de personajes importantes, como Pericles, Sócrates o Eurípides. Algunas obras importantes: La Paz, Los Acarnienses, Las Nubes, Las Ranas y Las Asambleistas (ya con elementos de la Comedia Nueva).

La Comedia Nueva, al comienzo de la época helenística, fue una comedia de evasión, cuya tema central era el amor. Aparecían personajes-tipo de la vida cotidiana: el anciano avaro, el joven rico y enamorado, la joven humilde, la prostituta, el esclavo, etc. Se utilizaba un habla urbana, arreglada y de buena conducta. El coro y la parábasis –entreacto sin acción- fueron eliminados, y se introdujo un prólogo enunciado por un personaje, normalmente un dios, que no volvía a aparecer. El autor principal de la Comedia Nueva fue Menandro, del que sólo se conservan unas pocas comedias y algunos fragmentos: El Misántropo, ElHéroe, El Adulador.

4.2. La oratoria

La oratoria es el arte de elaborar discursos con la intención de deleitar, persuadir y conmover mediante la palabra; es la aplicación práctica de la retórica, que es el conjunto de conocimientos teóricos y normas necesarias para elaborar un discurso. Los logógrafos elaboraban discursos para otros profesionalmente.

Tipos de discursos:

1. Políticos o deliberativos: Ante una asamblea, con el fin de convencer en lo referente a una decisión política.
2. Forenses o judiciales: Ante un tribunal, para conseguir la condena o absolución.
3. Epidípticos o demostrativos: Su objeto es la alabanza o la crítica de las virtudes o defectos de una persona. Si está muerta, panegíricos. Carácter más literario.

El orador debe dominar cinco facultades fundamentales:

1. Inventio: Selección del tema y búsqueda de argumentos.
2. Dispositio: Ordenación de la información en las distintas partes: exordio (prólogo al inicio de todo discurso), narratio (exposición de los hechos o circunstancias relacionadas), argumentatio (defensa –probatio- o refutación –confutatio- de los argumentos) y peroratio (conclusión).
3. Elocutio: Redacción del discurso cuidando el estilo y el ritmo, de acuerdo al tipo de discurso.
4. Actio: Correcta pronunciación y gesticulación.
5. Memoria: Memorización del discurso.

Lisias

Meteco, logógrafo de la oratoria judicial. Vivió el régimen oligárquico de los Treinta Tiranos, por lo que se plasma en su obra un anhelo a la vuelta de la democracia. De estilo claro y sencillo, es el representante más genuino del aticismo, un movimiento retórico de la época helenística que consistía en la vuelta a los métodos clásicos.

Isócrates

Logógrafo alumno de Gorgias y maestro de retórica; en Quíos fundó una escuela donde se impartía una formación de oratoria demostrativa. Sus obras son sobre todo de carácter pedagógico (como Helena) y político (Panegírico de Atenas), en las que defendió abiertamente el panhelismo frente al poder persa. Su estilo es fluido, de frase compleja y abundante en antítesis. Sus enseñanzas son patentes en oradores posteriores como el griego Demóstenes o el romano Cicerón.

Demóstenes

Estudió oratoria junto con Iseo y se convirtió en logógrafo, dado su problema de tartamudez. A los 30 años se implicó en la vida política: creía necesaria la recuperación del sistema de polis ateniense, y desconfiaba de Filipo de Macedonia. Su ideología se oponía a la de Esquinos, contra el que pronunció las 4 Filípicas. Se suicidó tras la derrota de Atenas en la rebelión contra Antíparo, rey de Macedonia. Es considerado el mejor de los oradores atenienses por el vigor de su prosa y la exactitud de sus argumentos. Se conservan sobre 60 discursos, entre los que destacan Contra Timócrates, Sobre la Embajada, Sobre la Corona, etc.

También destacaron otros autores, como Gorgias (maestro de retórica en Atenas) o Esquinos (orador político).

2.1. Grupos sociales

Los atenienses podían dedicarse a los asuntos políticos gracias a la existencia de esclavos y metecos, quienes se dedicaban sobre todo a las actividades económicas y de carácter productivo. Mientras que en Esparta se expulsaba periódicamente a los extranjeros, en Atenas incluso se les concedía algunos derechos.

En la antigüedad clásica se menospreciaba el trabajo asalariado, ya que suponía ponerse al nivel de un esclavo. El salario solía ser de un dracma por día (siglo V a.C.).

Ciudadanos libres

Constituían menos de la mitad de la población. Habían de ser hijos de padre ateniense (a partir de la época de Pericles, también su madre tenía que serlo) y ser mayores de edad (más de 21 años): Eran los miembros de la polis; podían participar activamente en el gobierno de la ciudad y tener propiedades. La ciudadanía era hereditaria. La democracia ateniense excluía a la mujer de los asuntos políticos.

Metecos

Eran extranjeros a los que se les permitía vivir en el territorio de Atenas. Constituían un grupo social muy importante, especialmente en el aspecto comercial, aunque sus derechos eran limitados. Pagaban un impuesto (μετοίκιον) de 12 dracmas anuales los hombres, y de 6 las mujeres. Si no pagaban, podían ser reducidos a esclavos. Podían adquirir bienes y esclavos, pero no propiedades; gozaban del derecho a la libertad de culto; podían acudir a lugares públicos, participar en festividades y servir en el ejército, pero no implicarse en la vida política. Solían dedicarse a actividades comerciales e industriales: eran marineros, artesanos, artistas y hasta intelectuales, entre los que destacaron los sofistas.

Esclavos

La esclavitud siempre había sido una forma natural de explotación, ya que constituía la base de la economía. Los esclavos no tenían derechos y eran propiedad de sus amos o del Estado. Legalmente se les consideraba cosas, por lo que podían ser vendidos e incluso se les podía dar muerte. La condición de esclavo se daba por herencia o a través del mercado de esclavos, como consecuencia de la guerra o piratería, aunque si destacaban en su posición en el ejército podían ser liberados. Realizaban principalmente trabajos domésticos, pero también trabajaban en talleres, como cargadores de barcos o en las minas de oro.

Un ateniense acomodado podía tener unos 50 esclavos; uno medio, sobre una decena. La mayoría de los esclavos eran bárbaros, es decir, no griegos. En sus orígenes, la palabra bárbaro se trataba de un gentilicio genérico para designar a todos aquellos que no formaran parte de los territorios griegos, pero con el tiempo fue adquiriendo un sentido peyorativo.

4.1. La historiografía

En Grecia, la historiografía nació a partir del logos (λόγος), interpretación racionalista de las leyendas que tomaba como base hechos reales. De entre los logógrafos, antecesores de los historiadores que durante el siglo VII a.C. comenzaron a narrar viajes, aventuras, etc., cabe mencionar a Hecateo de Mileto, que inició una crítica de las fuentes de información.

Un siglo después, Heródoto, llamado padre de la historia por Cicerón, dio lugar al nacimiento de la historiografía. En su obra Historias, dividida en 9 libros dedicados a las 9 musas, relata los enfrentamientos entre griegos y persas en las Guerras Médicas. Heródoto dota a su obra de gran dramatismo y abundantes digresiones sobre la cultura de distintos lugares, pero también de ausencia de crítica de las fuentes, de mínimas explicaciones políticas y de un gran protagonismo de los dioses.

Tucídides, considerado el mejor historiador griego, destacó por ser un pensador político, y no místico-religioso. En La Historia de la Guerra del Peloponeso, en la que participó como estratego, se aprecia su búsqueda de la verdad mediante la razón -influencia de los sofistas y de la medicina hipocrática- . Además, destaca la inclusión de los discursos de los personajes y el valor paradigmático de la historia.

Descendiente de una familia de caballeros y discípulo de Sócrates, Jenofonte escribió una amplia obra, en la que destaca: La Anábasis, Las Helénicas, Ciropedia y La Apología de Sócrates. Sin embargo, debido a la poca profundidad en el análisis de las causas y consecuencias y a la confusa lógica interna de sus narraciones, se le estima más como escritor que como historiador.

Pasando a analizar a los historiadores griegos de la época romana, encontramos a Polibio (siglo II a.C.), que fue llevado a Roma como prisionero de guerra. En sus Historias, obra de 40 y de la que sólo se conservan los 5 primeros, relató los acontecimientos de su época con gran veracidad, lo que hace a su estilo menos atractivo. Sin embargo, se le debe el asentamiento de las bases de una historia universal, ya que con la inclusión de Roma en la historiografía, invitó a reflexionar sobre los distintos sistemas políticos de los pueblos.

Plutarco (siglo I-II d.C.), educado en Atenas y elegido posteriormente arconte, viajó por todo el Imperio Romano, hecho que se presenta en su obra como una fusión de las dos culturas. En Las vidas paralelas, Plutarco expone parejas de biografías históricas, una griega y una romana, que compara con el fin de extraer una enseñanza moral. Cabe destacar la citación de las fuentes y su gusto por la anécdota para caracterizar a los personajes.

Shakespeare partió de algunas obras de Plutarco para escribir las suyas, inspiradas en el mundo romano.