La oratoria es el arte de elaborar discursos con la intención de deleitar, persuadir y conmover mediante la palabra; es la aplicación práctica de la retórica, que es el conjunto de conocimientos teóricos y normas necesarias para elaborar un discurso. Los logógrafos elaboraban discursos para otros profesionalmente.
Tipos de discursos:
1. Políticos o deliberativos: Ante una asamblea, con el fin de convencer en lo referente a una decisión política.
2. Forenses o judiciales: Ante un tribunal, para conseguir la condena o absolución.
3. Epidípticos o demostrativos: Su objeto es la alabanza o la crítica de las virtudes o defectos de una persona. Si está muerta, panegíricos. Carácter más literario.
El orador debe dominar cinco facultades fundamentales:
1. Inventio: Selección del tema y búsqueda de argumentos.
2. Dispositio: Ordenación de la información en las distintas partes: exordio (prólogo al inicio de todo discurso), narratio (exposición de los hechos o circunstancias relacionadas), argumentatio (defensa –probatio- o refutación –confutatio- de los argumentos) y peroratio (conclusión).
3. Elocutio: Redacción del discurso cuidando el estilo y el ritmo, de acuerdo al tipo de discurso.
4. Actio: Correcta pronunciación y gesticulación.
5. Memoria: Memorización del discurso.
Lisias
Meteco, logógrafo de la oratoria judicial. Vivió el régimen oligárquico de los Treinta Tiranos, por lo que se plasma en su obra un anhelo a la vuelta de la democracia. De estilo claro y sencillo, es el representante más genuino del aticismo, un movimiento retórico de la época helenística que consistía en la vuelta a los métodos clásicos.
Isócrates
Logógrafo alumno de Gorgias y maestro de retórica; en Quíos fundó una escuela donde se impartía una formación de oratoria demostrativa. Sus obras son sobre todo de carácter pedagógico (como Helena) y político (Panegírico de Atenas), en las que defendió abiertamente el panhelismo frente al poder persa. Su estilo es fluido, de frase compleja y abundante en antítesis. Sus enseñanzas son patentes en oradores posteriores como el griego Demóstenes o el romano Cicerón.
Demóstenes
Estudió oratoria junto con Iseo y se convirtió en logógrafo, dado su problema de tartamudez. A los 30 años se implicó en la vida política: creía necesaria la recuperación del sistema de polis ateniense, y desconfiaba de Filipo de Macedonia. Su ideología se oponía a la de Esquinos, contra el que pronunció las 4 Filípicas. Se suicidó tras la derrota de Atenas en la rebelión contra Antíparo, rey de Macedonia. Es considerado el mejor de los oradores atenienses por el vigor de su prosa y la exactitud de sus argumentos. Se conservan sobre 60 discursos, entre los que destacan Contra Timócrates, Sobre la Embajada, Sobre la Corona, etc.
También destacaron otros autores, como Gorgias (maestro de retórica en Atenas) o Esquinos (orador político).
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