Los atenienses podían dedicarse a los asuntos políticos gracias a la existencia de esclavos y metecos, quienes se dedicaban sobre todo a las actividades económicas y de carácter productivo. Mientras que en Esparta se expulsaba periódicamente a los extranjeros, en Atenas incluso se les concedía algunos derechos.
En la antigüedad clásica se menospreciaba el trabajo asalariado, ya que suponía ponerse al nivel de un esclavo. El salario solía ser de un dracma por día (siglo V a.C.).
Ciudadanos libres
Metecos
Eran extranjeros a los que se les permitía vivir en el territorio de Atenas. Constituían un grupo social muy importante, especialmente en el aspecto comercial, aunque sus derechos eran limitados. Pagaban un impuesto (μετοίκιον) de 12 dracmas anuales los hombres, y de 6 las mujeres. Si no pagaban, podían ser reducidos a esclavos. Podían adquirir bienes y esclavos, pero no propiedades; gozaban del derecho a la libertad de culto; podían acudir a lugares públicos, participar en festividades y servir en el ejército, pero no implicarse en la vida política. Solían dedicarse a actividades comerciales e industriales: eran marineros, artesanos, artistas y hasta intelectuales, entre los que destacaron los sofistas.
Esclavos
La esclavitud siempre había sido una forma natural de explotación, ya que constituía la base de la economía. Los esclavos no tenían derechos y eran propiedad de sus amos o del Estado. Legalmente se les consideraba cosas, por lo que podían ser vendidos e incluso se les podía dar muerte. La condición de esclavo se daba por herencia o a través del mercado de esclavos, como consecuencia de la guerra o piratería, aunque si destacaban en su posición en el ejército podían ser liberados. Realizaban principalmente trabajos domésticos, pero también trabajaban en talleres, como cargadores de barcos o en las minas de oro.
Un ateniense acomodado podía tener unos 50 esclavos; uno medio, sobre una decena. La mayoría de los esclavos eran bárbaros, es decir, no griegos. En sus orígenes, la palabra bárbaro se trataba de un gentilicio genérico para designar a todos aquellos que no formaran parte de los territorios griegos, pero con el tiempo fue adquiriendo un sentido peyorativo.
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